lunes, 18 de marzo de 2013

El Papa Francisco ofreció hoy ante más de 100 mil personas su primer Ángelus frente a la Plaza de San Pedro.



“El Señor no se cansa nunca de perdonar, ¡nunca! Somos nosotros los que nos cansamos de querer ser perdonados”, dijo  el Papa Francisco durante la homilía de la Misa que celebró este domingo en la Iglesia de Santa Ana y en la que reflexionó sobre el pasaje de la mujer adúltera a la que el pueblo quería condenar y al que Jesús le dijo: ‘Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra’.
El Papa Francisco defendió  la gran misericordia de Dios, y apuntó a  que Jesús viene “no por los justos sino por los pecadores” y advirtió  de que la sociedad actual se parece un poco a este pueblo del pasaje del Evangelio. “También nosotros creo que somos este pueblo que, de una parte, queremos escuchar a Jesús pero por otra, nos gusta condenar a los otros”.
El Pontífice explicó  en este pasaje, “el pueblo dejó solo a Jesús con la mujer pero en una soledad fecunda, la de la oración con el Padre y la de la misericordia con esta mujer. Así, contó que, mientras el pueblo que seguía a Jesús quería escucharle, había  otros que no escuchaban nada que no podían escuchar y que son los que fueron a insultar y condenar a la mujer”.
Por ello, remarcó que el mensaje de Jesús en este Evangelio es uno ‘muy fuerte’: “La misericordia”  y destacó que solo cuando uno reconoce que es pecador, no como el fariseo que delante del altar daba gracias a Dios por no ser como estos o aquellos, conoce al Señor y la “alegría de esta misericordia”.
Pero admitió  que “no es fácil abandonarse a la misericordia de Dios” que, a veces, según apuntó  puede resultar hasta “incomprensible”. “Pero debemos hacerlo”, remarcó, al tiempo que puso el ejemplo de una persona que pide perdón al Señor por haber hecho cosas muy graves. “Él tiene capacidad de olvidar, de escuchar, él te abraza, solo te dice  “Yo tampoco te condeno, ve y no peques más y si después de un mes vuelve a ocurrir la misma situación, se debe volver al Señor”.
Se despide agradeciendo y recordando su asistencia a todos los peregrinos presentes, llegados de todos los rincones del mundo. E insiste en su recordatorio: ‘El señor no se cansa de perdonar’.
Al término del Ángelus, miles de personas esperaban al Papa Francisco gritando “¡Viva el Papa!”  y “¡Francesco, Francesco!”.
Con un  gesto de sencillez y cercanía con los fieles, el Papa Francisco saludó a las personas que asistieron a la misa que celebró esta mañana en la pequeña parroquia de Santa Ana, en el Vaticano.
El Papa le dio la mano, besó y acarició a los fieles. Para todos tuvo unas palabras de aliento y les pidió que recen por él. Todo en un ambiente de extrema cordialidad.
“Son casi las 10. Tengo que ir a la misa. Me están esperando” les dijo el Pontífice  antes de entrar a la iglesia.
La parroquia de Santa Ana, se llenó de fieles en esta misa previa a la segunda aparición pública del Papa desde su proclamación el pasado miércoles como primer pontífice latinoamericano de la historia.
Concluida la ceremonia, Francisco presentó a los fieles a un sacerdote de Uruguay, Gonzalo, presidente del Liceo Jubilar Juan Pablo II, que trabaja en la recuperación de niños de la calle y su integración en la sociedad y en el mundo del trabajo.
Después el Papa se dirigió a la Plaza San Pedro, donde una multitud aguardaba el rezo de su primer Ángelus.

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