lunes, 7 de abril de 2014

La primera capilla dedicada a la Virgen de Luján.

Descubren los restos arqueológicos de la primera capilla dedicada a la Virgen de Luján

En dicho lugar, se pudo establecer además de la planta del templo, el sitio donde estaría enterrado el negro Manuel y el centro dónde se fundó la ciudad.
Una de las pocas representaciones que figuran en las fuentes sobre la Capilla de Montalbo, en este caso en la crónica de Presas.
Una de las pocas representaciones que figuran en las fuentes sobre la Capilla de Montalbo, en este caso en la crónica de Presas.
Una vieja deuda mantenía en vilo a los historiadores y otros cientistas sociales de la ciudad de Luján: determinar con exactitud el lugar donde se levantó la primera capilla consagrada a Nuestra Señora de Luján y, por consiguiente, el centro fundacional de dicha ciudad.
Es que desde la apertura de los cimientos de la casa del Dr. Fernández – propietario del terreno hacia los años 1882-, se sabía que en San Martín al 100 se encontraban los restos que podían pertenecer al templo del que fue su sacristán el Negrito Manuel, el mítico esclavo que cuidara desde 1630 hasta su muerte en 1686 a la imagen de barro de la Inmaculada Concepción.
La existencia del templo -también conocido como “de Montalbo”, por el apellido de su primer capellán- es recordada con una placa de bronce colocada en la vereda de San Martín al 100. Tras la demolición de la vieja casa de Fernández, a principio de los ’80, se realizaron diversos sondeos arqueológicos que no dieron con los resultados esperados.
Vista del muro posterior de la capilla. En el ángulo inferior derecho puede observarse también el cimiento de uno de los baños de la casa de la familia Rossi-Montero.
Vista del muro posterior de la capilla. En el ángulo inferior derecho puede observarse también el cimiento de uno de los baños de la casa de la familia Rossi-Montero.
En esta oportunidad, un grupo de investigadores a cargo de los historiadores Jesús Binetti y Federico Suarez, ambos ligados a la Universidad de Luján y al Instituto Mignone, volvieron al terreno que actualmente es propiedad de la familia Rossi Montero para retormas la búsqueda. Luego de algunos meses de labor, dieron por fin con los restos constructivos de lo que fue la antigua capilla, cuya edificación comenzaba en 1677. Dado el fracaso de las experiencias anteriores, el equipo -conformado también por Jesús Amarilla, Marcos Ceballos, Ariel Lazarte, Fernando Sanz e Inés Szychowski, inició las tareas con reparos acerca de la existencia de vestigios. El problema radicaba en que, desde 1730 hasta 1752, en el lugar se intentó construir un templo más voluminoso conocido como el “de Arregui”, por el nombre del obispo que encargó las obras. Cabía la posibilidad, entonces, que los restos vistos en 1882 correspondieran a esa iglesia -finalmente, nunca terminada- y no a la que albergara a la Virgen entre 1685 y 1740.
Por fortuna, tras cuatro meses de trabajo, el quipo logró hallar un tramo de cimiento de unos tres metros de largo. Por la tipología de los ladrillos utilizados, el nivel estratigráfico y la orientación, pudieron fortalecer la hipótesis que esos vestigios pertenecen a la vieja iglesia del Negrito Manuel y el Padre Montalbo. El posterior hallazgo de los restos de una factible tahona, situada a unos cinco metros, sugirió la posibilidad de que esos cimientos fuesen del muro final del templo, pues el inventario de 1731 taxativamente afirma que la tahona estaba “inmediata al santuario”.
Parte de la pared este. Es probablemente que los ladrillos salientes dividieran la segunda sacristía del recinto principal.
Parte de la pared este. Es probablemente que los ladrillos salientes dividieran la segunda sacristía del recinto principal.
Con esta hipótesis, se avanzó en la búsqueda de las restantes paredes. Vale destacar que un documento de 1756 dejó testimonio de las dimensiones interiores del santuario: 9 varas por 30 o, aproximadamente, 7,50 mts. por 25 mts. Este dato fue fundamental para acelerar la labor ya que permitió circunscribir la tarea a aquellas zonas que se ajustaban a la medida que figuraba en las fuentes. Así, sucesivamente, fueron apareciendo escombros, pequeños tramos de hiladas iniciales y restos de piso que permitieron delimitar el espacio interior del templo, coincidiendo con la información histórica documentada. La planta tiene una inclinación, en sentido oeste o antihorario, de 4,5° grados respecto de la divisoria municipal. Esta desviación puede explicar el fracaso de las búsquedas anteriores, en la medida que al ser esta construcción el eje desde donde en 1740 se orientó el damero, siempre se lo buscó sobre esas líneas. Una derivación significativa del hallazgo fue la determinación del centro fundacional de la ciudad, entendido como el punto desde donde se proyectó el radio de 140 varas (unos 117 mts.) de la manzana circular donada por la estanciera Ana de Matos a la capilla. La concesión se rubricó el 2 de octubre de 1682 y junto a la posterior donación de Magdalena Díaz de Altamirano constituyeron las primeras acciones en pos del poblamiento de Luján.
Parte del equipo de trabajo que llevó adelante el hallazgo, encabezados por los licenciados Jesús Binetti y Federico Suárez.
Parte del equipo de trabajo que llevó adelante el hallazgo, encabezados por los licenciados Jesús Binetti y Federico Suárez.
A mediados del siglo XVIII este punto central fue usado en las mensuras que se practicaron para deslindar el terreno radial perteneciente a la parroquia, de las fincas vecinas. Además, al haberse establecido con exactitud su ubicación, ahora es pasible de señalizar y, eventualmente, de erigir en el lugar algún tipo de estructura que simbolice el hecho. Quizás sea oportuno repasar los años finales del santuario. Se cerró a pedido del cura rector Miguel de Leiva en 1740 por el riesgo de desmoronamiento. La iglesia parroquial pasó a funcionar en una construcción provisoria situada en un espacio cercano a la presente santería de la Basílica. Del viejo templo sólo quedaron los cimientos. El resto se demolió, usándose los escombros para rellenar y consolidar el paso del río, ubicado unos metros, aguas arriba, del actual puente Muñiz.
Por: Jesús Binetti y Federico Suárez

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