Sobre el papel de las mujeres en la iglesia respondió: “está a favor de un mayor protagonismo, pero rechaza rotundamente su ordenación como sacerdotisas”.
“No se puede imaginar una Iglesia sin mujeres activas, pero a la ordenación, esa puerta está cerrada”.
Sobre los gays, dijo: “Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad… ¿Quién soy yo para criticarlo? Los gays no deben ser juzgados o marginados y deben ser integrados en la sociedad. Pero sí, existe un lobby gay, con el que no está de acuerdo”.
“Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me encontré con ninguno que me dé el carnet de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby”.
Por el escándalo en el banco Vaticano, respondió que: “debe ser honesto y transparente y escuchará el asesoramiento de una comisión sobre si la entidad puede ser reformada o debe cerrarse”.
¿Por qué pide tanto que recen por usted?: “Yo siempre pedí esto. Empecé a pedirlo con cierta frecuencia en el trabajo de obispo. Siento que si el Señor no ayuda en este trabajo, para que el pueblo de Dios vaya hacia adelante, uno no puede. Yo me siento de verdad con tantos límites, con tantos problemas, también pecador. Debo pedir esto, me sale de adentro. También a la Virgen le pido que rece por mí al Señor. Es una costumbre que me viene de fuera, también de la necesidad que tengo por mi trabajo. Siento que debo pedirlo. Es así”.
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