En el parque Quinta da Boa fueron instalados 50 confesionarios para que los jóvenes que asisten a la JMJ de Río puedan confesarse en la que ya se conoce como ‘fiesta del perdón’.
Uno de esos 50 puestos lo ocupó Francisco. El confesionario fue colocado en un lugar reservado del parque para respetar la privacidad del encuentro con los cinco jóvenes quienes eran de lengua española, portuguesa e italiana.
Los confesionarios fueron diseñados por el arquitecto español Ignacio Íñiguez de Onzono, de 58 años. Son de madera blanca y reproducen la forma de la estatua del Cristo Redentor del Corcovado, de Río de Janeiro.
El Parque Quinta da Boa acoge en estos días de la JMJ la Feria de las Vocaciones, importante evento que implica a las congregaciones religiosas. Participan 150 comunidades y congregaciones religiosas cada una con un pabellón.
El sacerdote, y coordinador de la iniciativa, Leonardo López, afirmó que: “el objetivo es invitar a todos los que visitan la feria religiosa a que se pregunten cuál es el diseño de Dios para ellos”.
Al finalizar con las confesiones, el Papa Francisco se retiró en el papamóvil descubierto, en una jornada soleada después de varios día de lluvia, al palacio arzobispal de Río de Janeiro, donde mantendrá un breve encuentro privado con varios jóvenes que cumplen prisión.
Después rezará el Ángelus desde el balcón central del palacio arzobispal, se reunirá con los miembros del comité local de la JMJ y almorzará en el palacio arzobispal con doce jóvenes, dos por cada continente, más otros dos brasileños.
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