jueves, 13 de febrero de 2014

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

COLOMBIA

La advocación a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá corresponde a un cuadro con la imagen de la Virgen María que fue pintado por Alonso de Narváez hacia 1562, por solicitud del encomendero Antonio de Santana y con la mediación del fraile dominico Andrés Jadraque. 
Para la pintura, de 126 x 113 centímetros, Narváez utilizó un lienzo tejido por indígenas, mezcla de tierra de colores y zumo de yerbas y flores. Junto a la imagen de la virgen del Rosario, se observan la de san Antonio de Padua, al lado derecho, y la de san Andrés apóstol, al lado izquierdo. Fue expuesta en una sencilla capilla hecha de paja en la región de Suta, donde fray Andrés catequizaba a los indígenas.
Con el tiempo, y con la ausencia del fraile, la capilla pasó al olvido. El sol y algunas goteras deterioraron el cuadro. Con la muerte de Santana, Catalina de Irlos, su esposa, se retiró a la aldea de Chiquinquirá llevando consigo el viejo lienzo que ya no era objeto de devoción sino que servía para secar el trigo al sol. Fue la española María Ramos, cuñada del difunto Santana, quien a su llegada a Chiquinquirá decidió recuperar el lienzo maltratado. En su presencia, el 26 de diciembre de 1586 ocurre el milagro de la renovación del cuadro, que recupera sus colores y su belleza original y en adelante se convierte en objeto de devoción popular, bajo la advocación de "Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá"
Hoy el cuadro permanece en la basílica de Chiquinquirá, a tres horas de Bogotá, confiado a la Orden de Predicadores (dominicos). En varias ocasiones se han realizado peregrinaciones para la intercesión de la patrona de Colombia ante las pestes y las guerras. Más recientemente, a finales de 2013, se llevó a cabo una peregrinación por el río Magdalena para orar por el fin del conflicto armado y la reconciliación en Colombia.

ÓSCAR ELIZALDE PRADA 

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