jueves, 13 de febrero de 2014

Nuestra Señora de la Altagracia.

REPÚBLICA DOMINICANA

Las primeras noticias que se tienen del cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia, patrona de la República Dominicana, son de inicios del siglo XVI. 
Aunque existen diversas versiones sobre los orígenes del lienzo, una de las más conocidas dice que los hermanos Alfonso y Antonio Trejo —unos de los primeros europeos en llegar a la isla— llevaron el óleo a la ciudad de Higüey y lo entregaron a la parroquia para que fuera venerado por todos.
La devoción fue creciendo al tiempo que se atribuían milagros a la intercesión de la Virgen María. Una de ellos cuenta la frustración de un mercader que al regresar de Santo Domingo a Higüey no había logrado conseguir una imagen de Nuestra Señora de la Altagracia, tal como se lo había pedido una de sus hijas. En la noche y ante la angustia del padre, un hombre de edad avanzada y de largas barbas, que se encontraba de paso, sacó de su alforja un pequeño lienzo enrollado y de lo entregó diciéndole: "esto es lo que usted busca". Se trataba del cuadro que había estado buscando. Al día siguiente, no se encontró pista alguna del anciano.
El lienzo, de 33 centímetros de ancho por 45 de alto, muestra una escena de la Natividad. En ella, la Virgen María ocupa el centro y su mirada se dirige al niño recién nacido, que descansa sobre pajas. San José se encuentra al fondo, en un segundo plano. También se observa la estrella de Belén y un rayo de luz que abraza el misterio de la encarnación. Bien puede considerarse como un icono de los primeros años de la evangelización.
La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia ha sido coronada durante los pontificados de Pío XI (1922) y del beato Juan Pablo II (1979). También ha sido restaurada en varias oportunidades. Los dominicanos celebran su fiesta el 21 de enero.

ÓSCAR ELIZALDE PRADA 

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