sábado, 22 de febrero de 2014

Cardenal Poli.

Para agregar a la oración de los fieles del sábado 22 y domingo 23 de febrero

1.      Por  toda la Iglesia, para que unida en la fe y la caridad pueda predicar con libertad interior el único Evangelio de Cristo el Señor. Oremos
2.      Por nuestro Santo Padre el papa Francisco, para con la fuerza del Espíritu Santo pueda seguir siendo instrumento de Dios para bien de toda la Iglesia. Oremos.
3.      Por nuestro Arzobispo, agregado al Colegio de los Cardenales, para que en este nuevo servicio al Pueblo de Dios experimente el gozo de vivir más ampliamente su vocación ministerial. Oremos.
4.      Por nuestra Arquidiócesis de Buenos Aires, para que al ver a su Arzobispo creado Cardenal, le haga vivir con solicitud caritativa las necesidades y preocupaciones de la Iglesia Católica en toda su extensión. Oremos.

Los Cardenales de la Santa Romana Iglesia


I.        Antecedentes históricos

El Colegio de Cardenales de la Santa Iglesia Romana tiene su origen histórico en el conjunto de presbíteros y diáconos de Roma, más los Obispos de las diócesis sufragáneas (las que rodean) de Roma (estas diócesis, para el caso de Roma, se denominan como Suburbicarias).

El término de cardenal proviene, precisamente, del hecho de que estos clérigos estaban incardinados, es decir pertenecían a la diócesis romana. Desde el primer momento el Romano Pontífice acudió a ellos como cuerpo consultivo.

Desde el siglo XII se incorporaron al Colegio Cardenalicio miembros residentes fuera de Roma y así se convirtieron en Cardenales los Arzobispos u Obispos de las principales Sedes del mundo. Sin embargo, como reminiscencia de los orígenes del Colegio, sus miembros se adscriben a uno de los Ordenes que históricamente lo formaban (Cardenales Obispos, Cardenales Presbíteros o Cardenales Diáconos). Actualmente el Colegio de Cardenales está regulado por los cánones 349 a 359.

II.      Funciones

La función del Colegio de Cardenales es la de ayudar colegialmente al Papa en el gobierno de la Iglesia. Tradicionalmente lo hacen por medio de los Consistorios: el Consistorio ordinario y el Consistorio extraordinario. Si el Consistorio ordinario reúne ciertas solemnidades, se llama público, y se convoca además a otras autoridades, como ciertos Prelados, representantes diplomáticos u otros invitados. En la práctica, hasta el momento, el Colegio Cardenalicio, en sede plena, sólo se reúne para los Consistorios en que se crean nuevos Cardenales, y en los que se aprueba la canonización de nuevo santos. Fue histórico el Consistorio Ordinario convocado para algunas causas de canonización del 11 de febrero de 2013 durante el cual el Papa Benedicto XVI anunció que por renuncia quedaba vacante la Sede Apostólica el próximo 28 de febrero a las 20 hs.
Desde el pontificado de Juan Pablo II e intensificado también por el papa Benedicto XVI, se convoca al Colegio de Cardenales a reuniones plenarias para consulta de temas específicos que el Pontífice solicita consejo. También en este sentido de colaboración con el Romano Pontífice los Cardenales presiden algunos de los Dicasterios de la Curia Romana o los integran como miembros, esto último aún los Cardenales que por su ministerio episcopal habitan fuera de Roma.
Al Colegio de Cardenales le corresponde la elección del Papa, cada vez que se produce la vacante de la Sede Romana. Se regula por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, de 22 de febrero de 1996. Los Cardenales se reúnen en cónclave para proceder a la elección del nuevo Romano Pontífice. Al cónclave tienen derecho a asistir todos los Cardenales que no hayan cumplido 80 años en el momento de producirse la vacante de la Sede Apostólica.

III.    La estructura del Colegio

El Colegio Cardenalicio está dividido en tres órdenes: el episcopal, el presbiteral y el diaconal. Los órdenes siguen la tradición de incardinación (pertenencia de un clérigo a una diócesis determinada) en la diócesis de Roma. La adscripción a un orden la hace el Papa. Tal adscripción a un orden no significa que el sujeto sea diácono o presbítero: el canon 351 § 1 prescribe que los promovidos a cardenal que no sean Obispos, deben recibir la consagración episcopal. Esta determinación proviene de la decisión de Juan XXIII, con el Motu Proprio Cum gravissima, del 15 de abril de 1962, donde estableció que todos los Cardenales fueran honrados con la dignidad episcopal.
Al orden episcopal del Colegio pertenecen los cardenales a los que se les asigna una de las Diócesis Suburbicarias. Estas Diócesis son Ostia, Albano, Frascati, Palestrina, Porto y Santa Rufina, Sabina y Poggio Mirteto, y Velletri. Los cardenales del Orden presbiteral reciben un Título (Iglesia) de la ciudad de Roma. A este orden principalmente pertenecen los cardenales que son Obispos Diocesanos, y otros cardenales. El tercero es el Orden de los Diáconos al que comúnmente pertenecen los cardenales que residen en Roma. Esta división del Colegio es meramente formal e histórica, ninguno de los cardenales a los que se les asignan ejercen funciones de gobierno en ellos, cada lugar eclesiástico que se lo reconoce como Título tiene al verdadero superior, ya sea el Obispo Diocesano para las Diócesis Suburbicarias, Párrocos o Rectores para los títulos presbiterales o diaconales. La única visualización de esta realidad es que los Cardenales están obligados a tomar posesión del Título y colocar su escudo en el lugar junto con el del Pontífice.
            El número de los Cardenales, en los siglos XIII-XV, ordinariamente no es superior a 30, fue fijado por Sixto V en 70: 6 Cardenales Obispos, 50 Cardenales Presbíteros, 14 Cardenales Diáconos (Constitución Postquam verus, del 3 de diciembre de 1586).
            En el Consistorio Secreto del 15 de diciembre de 1958 (A.A.S., año 1958, vol. XXV, pag. 987), Juan XXIII derogó el número de Cardenales establecido por Sixto V y confirmado por el Código de Derecho Canónico de 1917 (can. 231).
            Pablo VI, con el Motu Proprio Ad Purpuratorum Patrum, del 11 de febrero de 1965, determinó el lugar de los Patriarcas Orientales en el Colegio Cardenalicio. El mismo Sumo Pontífice, con el Motu Proprio Ingravescentem aetatem, del 21 de noviembre de 1970, dispuso que con el cumplimiento de los 80 años de edad los Cardenales: a) cesan de ser Miembros de los Dicasterios de la Curia Romana y de todos los Organismos Permanente de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano; b) pierden el derecho de elegir al Romano Pontífice y, por ende, también el derecho de entrar en Cónclave. En el Consistorio Secreto del 5 de noviembre de 1973 el mismo Pablo VI estableció que el número máximo de Cardenales que tienen la facultad de elegir al Romano Pontífice se fijara en 120 (A.A.S., año 1973, vol. LXV, pag. 163). Juan Pablo II, en la Constitución Apostólica Universi Dominici gregis, del 22 de febrero de 1996, ha reiterado dichas disposiciones.
            En la actualidad el número de los Cardenales es móvil, pero los papas hasta ahora no han derogado la norma de que los electores del Sumo Pontífice no superen los 120 y cuando crean Cardenales hacen que no haya más de ese número entre los menores de 80 años. Pero el Sumo Pontífice se reserva el derecho de nombrar a otros eclesiásticos, obispo o no, mayores de 80 años como miembros del Colegio pero sin el derecho a participar en un eventual Conclave, estos Cardenales muchas veces piden al Papa la dispensa de ser ordenados Obispos tal como prescribe el Código de Derecho Canónico.

IV.   El rito del Consistorio para la creación de cardenales

El actual rito del Consistorio, simplificado después del Concilio Vaticano II y ordenado durante el Pontificado de Benedicto XVI para expresar mejor el servicio ministerial de los Cardenales, consiste:

- Ingreso del Santo Padre
- Señal de la Cruz y saludo
- Oración pidiendo la ayuda de Dios para este acto importante del ministerio petrino.
- Lectura del Evangelio
- Alocución del Santo Padre
- Designación por parte del Sumo Pontífice de los nuevos Cardenales.
- Profesión de fe y juramento de los nuevos Cardenales (Yo [nombre y apellidos], cardenal de la Santa Romana Iglesia, prometo y juro ser fiel desde ahora y para siempre mientras viva a Cristo y a su Evangelio, siendo constantemente obediente a la Santa Iglesia Apostólica Romana, al bienaventurado Pedro en la persona del Sumo Pontífice NN y de sus sucesores canónicamente elegidos; mantener siempre con palabras y obras la comunión con la Iglesia católica; no revelar a nadie lo que se me confíe en secreto ni divulgar aquello que podría acarrear daño o deshonra a la Santa Iglesia; desempeñar con gran diligencia y fidelidad las tareas a las que estoy llamado en mi servicio a la Iglesia, según las normas del derecho. Que así me ayude Dios omnipotente.)

- Imposición de la birreta, entrega del anillo cardenalicio y asignación de Título
- Abrazo de paz con los miembros del Colegio de Cardenales
- Padre nuestro
- Bendición Apostólica del Sumo Pontífice

V.      El simbolismo del colorado: Usque ad sanguinis efussionem

El Sumo Pontífice cuando les coloca a cada uno de los nuevos cardenales recién creados la birreta (insignia propia ahora de los Cardenales) les recuerda el simbolismo del color: "Esto es rojo como signo de la dignidad del oficio de cardenal, y significa que estás preparado para actuar con fortaleza, hasta el punto de derramar tu sangre por el crecimiento de la fe cristiana, por la paz y armonía entre el pueblo de Dios, por la libertad y la extensión de la Santa Iglesia Católica Romana".

VI.   Un servicio humilde y amplio a la Iglesia toda colaborando con el Papa

Es el propio Santo Padre, quien marca tres puntos esenciales para comprender el ministerio de los Cardenales en la carta que les envió el 13 de enero de 2014 a los anunciados para el próximo Consistorio:

1.      “… Deseo que, al sumarte a la Iglesia de Roma, revestido de las virtudes y de los sentimientos del Señor Jesús (cf. Rm 13, 14), puedas ayudarme con fraterna eficacia en mi servicio a la Iglesia universal…”

2.      “… El cardenalato no significa una promoción, ni un honor, ni una condecoración; es sencillamente un servicio que exige ampliar la mirada y ensanchar el corazón…”

3.      “… te pido, por favor, que recibas esta designación con un corazón sencillo y humilde. Y, si bien tú debas hacerlo con gozo y alegría, actúa de manera que este sentimiento esté lejos de toda expresión de mundanidad, de todo festejo ajeno al espíritu evangélico de austeridad, sobriedad y pobreza…”

Que los Cardenales revestidos de las virtudes y los sentimientos del Señor Jesús, Buen Pastor, puedan ayudar más eficazmente al Obispo de Roma en su servicio a la Iglesia universal.

Buenos Aires, 11 de febrero de 2014.
Memoria de Ntra. Sra. de Lourdes
pbro. lic. Alejandro G. Russo




13 de marzo
Iº aniversario de la elección del Santo Padre Francisco

Solemne Misa de Acción de Gracias
y recepción de nuestro Arzobispo recientemente
creado Cardenal de la Santa Romana Iglesia

Iglesia Catedral de Buenos Aires 19 hs.

No hay comentarios:

Publicar un comentario