miércoles, 26 de junio de 2013

Un milagro de Francisco.

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 Desde que Jorge Bergoglio fue designado como el nuevo Papa comenzaron nuevos cambios, como lo tuvo   Carolina Balbuena, de 41 años que vive en España y, desde que visitó al Papa Francisco se recupera milagrosamente de un cáncer de mamás que se había ramificado en otros órganos.
La enfermedad se la detectaron en 2009, sufriendo desde entonces los altibajos típicos que tienen los enfermos de cáncer, pero en  enero de este año cuando sufrió una fuerte recaída: “El cáncer se dispara a todos los órganos, al hígado, a los huesos de la cabeza, a los ganglios, a la retina. Pierdo un 70% de visión porque la metástasis estaba atrás del ojo. Lo único que hay para eso es quimioterapia. Hago dos ciclos de quimioterapia muy fuerte y no resisto porque me bajan mucho las defensas” relató Paulina  en diálogo con La Nación.
Al poco tiempo se entera de la noticia de que la Iglesia Católica, de la cual no era creyente,  había elegido a un compatriota suyo como sucesor de Benedicto XVI: “Fue una alegría para mí porque vi algo en él. A partir de ahí algo en mi corazón dice ´Lo tenés que ir a ver, lo tenés que ir a ver, me decía para mis adentros”.
Gracias a una amiga y de un grupo de monjas, se cumplió su deseo y asistió a la audiencia general del 10 de abril donde Francisco la bendijo, y Carolina recuerda: “Fue un momento muy emotivo. Con su mirada me transmitió todo. Él pudo ver mi dolor”.
Regresó a Alicante, donde vive, y  comenzó a sentir los cambios en su cuerpo: “Pude estar parada, con mucha energía, pero lamentablemente tuve otras recaídas”.  “Fueron dos meses muy malos, en los que estuve entre la vida y la muerte”.
Los médicos le repitieron más de una vez que era poco el tiempo que le quedaba de vida pero ella no perdía la fe: “Todo el tiempo mi energía, mi pensamiento, era ‘estoy bendecida’. El proceso que tuve que pasar en este tiempo, todo fue pensando en el momento en el que yo estuve con él”.
“Y de repente me empiezo a poner bien”.  El cáncer se está reduciendo, los nódulos de la metástasis eran externos y la quimioterapia comenzó a dar sus frutos. Tal es así que el pasado lunes le dieron el alta del Hospital de San Juan de Alicante y continúa con tratamiento ambulatorio: le quedan 4 ciclos de quimioterapia que se realiza cada 21 días.
Carolina se repite: “No tengo ni un solo síntoma de quimioterapia. Hace una semana hago vida totalmente normal. Puedo caminar, cocino, manejo. Estoy viva. Milagrosamente, estoy viva”.

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