lunes, 1 de abril de 2013

Mensaje pascual de Francisco.


 El Papa Francisco pidió durante su mensaje pascual después de celebrar la Misa del domingo de Pascua de la Resurrección del Señor en la Plaza de San Pedro “paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas, la trata de personas y la explotación inicua de los recursos naturales”.
La celebración comenzó  con el rito del ‘Resurrexit’, que: ‘incluye la veneración de un icono de Cristo Resucitado y el rito de la aspersión con el agua bendita en recuerdo del bautismo, como acto penitencial que introduce a la celebración de los santos misterios del Señor’.
La proclamación del Evangelio se llevó  a cabo sólo en latín, y no en griego también como habitualmente se hace en las solemnidades, por el deseo del Papa de simplificar la ceremonia.
El Papa Francisco celebró sin concelebrantes, pero con los cardenales diáconos que lo asistieron fueron el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri y el cardenal Raffaele Farina.
También el Pontífice no pronunció  la homilía porque después de la Misa dio  el mensaje pascual en el cual pidió  por la  Paz para Oriente Próximo, Iraq, África, Asia y Corea.
El Papa Francisco pidió por la paz en Oriente Próximo: “en particular entre israelíes y palestinos, que tienen dificultades para encontrar el camino de la concordia, para que reanuden las negociaciones con determinación y disponibilidad, con el fin de poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo”. “La paz para que en Iraq cese definitivamente toda violencia, y, sobre todo, para la amada Siria, para su población afectada por el conflicto y los tantos refugiados que están esperando ayuda y consuelo”.
Rezó por la paz en África que: “es escenario aún de conflictos sangrientos”, “por Malí para que vuelva a encontrar unidad y estabilidad”,  “por Nigeria donde lamentablemente no cesan los atentados, que amenazan gravemente la vida de tantos inocentes, y donde muchas personas, incluso niños, están siendo rehenes de grupos terroristas”,  “por el este de la República Democrática del Congo y la República Centroafricana donde muchos se ven obligados a abandonar sus hogares y viven todavía con miedo”.
“La paz en Asia sobre todo en la península coreana, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación”.
“Por la paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y de personas y la explotación inicua de los recursos naturales”. “Paz a esta tierra nuestra  para que Jesús Resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales así como ser custodios responsables de la creación”.
El Papa dijo que: “es una gran alegría al comienzo de su ministerio poder anunciar que ‘Cristo resucitó’ y destacó  que: “querría llegar a todas las casas, a todas las familias, especialmente allí donde hay más sufrimiento, en los hospitales, en las cárceles  para llegar sobre todo al corazón de cada uno, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta Buena Nueva”.
Y remarcó: “Jesús resucitó, hay esperanza para ti, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Venció el amor, triunfó  la misericordia”. “El amor de Dios es más fuerte que el mal y la muerte misma, significa que el amor de Dios puede transformar nuestras vidas y hacer florecer esas zonas de desierto que hay en el corazón”.
“Jesús no volvió  a su vida anterior, a la vida terrenal, sino que entró  en la vida gloriosa de Dios y entró  en ella con nuestra humanidad”. “Abrió a un futuro de esperanza porque la Pascua es  el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la libertad del amor y la bondad. Porque Dios es vida, sólo vida, y su gloria es el hombre vivo”.
“Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, pero el poder de la resurrección, este paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien, debe ponerse en práctica en todos los tiempos, en los momentos concretos de la vida, en la vida cotidiana ya que el ser humano debe atravesar ‘desiertos’ también hoy”.
“El hombre debe atravesar sobre todo el desierto que está dentro de él, cuando falta el amor de Dios y del prójimo, cuando no se es consciente de ser custodio de todo lo que el Creador dio y da”. “La misericordia de Dios puede hacer florecer hasta la tierra más árida, puede hacer revivir incluso a los huesos secos”.
El Papa Francisco invitó  a todos a “acoger la gracia de la Resurrección de Cristo  para dejarse renovar por la misericordia de Dios. Dejemos que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la paz”.
Y pidió a Jesús resucitado transformar: “la muerte en vida, que cambie el odio en amor, la venganza en perdón, la guerra en paz. Sí, Cristo es la paz, la paz para el mundo entero”.
Al  finalizar la Misa, el Papa felicitó  personalmente a cada uno de los cardenales y después en el papamóvil recorrió  los pasillos de la plaza de San Pedro para saludar y bendecir a los fieles que estaban en la Plaza de San Pedro. Después se trasladó  a la logia central de la Basílica para impartir la bendición Urbi et Orbi.
El Urbi et Orbi se imparte durante el año sólo en dos ocasiones, el domingo de Pascua y el día de Navidad.
Esta bendición confiere la indulgencia plenaria bajo las causas previstas por la iglesia y los efectos se cumplen para los fieles que la reciben con fe y devoción en la Plaza de San Pedro y a todos los que la escuchan a través de los medios de comunicación.
El Papa fue asistido por el cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran y el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri.
El Pontífice agradeció por las flores  a Holanda, quien envió  40.000 flores y plantas, es  la vigésima octava vez consecutiva que el Domingo de Pascua es adornado por flores holandesas. En la Plaza de San Pedro se crearon  diversos ‘jardines’ principalmente de color amarillo y blanco y en decenas de lugares se colocan arreglos de flores grandes. La ‘logia’ fue decorada con rosas blancas junto a orquídeas.

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