martes, 3 de abril de 2012

Benedicto XVI a jóvenes: Domingo de Ramos es día de acoger al Señor y seguirlo hasta el final.

VATICANO, 01 Abr. 12 (ACI/EWTN Noticias).-El Papa
Benedicto XVI expresó su intención de que el Domingo de Ramos sea el día en que
los fieles, particularmente los jóvenes, se decidan a acoger al Señor y seguirlo
hasta el final, haciendo "de su Pascua de muerte y resurrección el sentido
mismo de vuestra vida de cristianos".


En la
celebración participaron diversos jóvenes de Roma y de otras diócesis, reunidos
con ocasión de la XXVII Jornada Mundial de la Juventud, cuyo lema para este año
fue "Estén siempre alegres en el Señor".


Durante su
homilía, el Santo Padre señaló que "el Domingo
de Ramos es el gran pórtico que nos lleva a la Semana Santa, la semana en
la que el Señor Jesús se dirige hacia la culminación de su vida terrena".


"Él va a
Jerusalén para cumplir las Escrituras y para ser colgado en la cruz, el trono
desde el cual reinará por los siglos, atrayendo a sí a la humanidad de todos
los tiempos y ofrecer a todos el don de la redención".


Benedicto XVI recordó
a los jóvenes que seguir al Señor "es la decisión que conduce a la verdadera
alegría, como sucedió con santa Clara de Asís que, hace ochocientos años,
fascinada por el ejemplo de san Francisco y de sus primeros compañeros, dejó la
casa paterna precisamente el Domingo de Ramos para consagrarse totalmente al
Señor".


El Papa recordó
que, al momento de su decisión, la santa tenía 18 años, "y tuvo el valor de la
fe y del amor de optar por Cristo, encontrando en él la alegría y la paz".


El Santo Padre
también pidió a los fieles "que reinen particularmente en este día dos
sentimientos: la alabanza, como hicieron aquellos que acogieron a Jesús en
Jerusalén con su "hosanna"; y el agradecimiento, porque en esta Semana Santa el
Señor Jesús renovará el don más grande que se puede imaginar, nos entregará su
vida, su cuerpo y su sangre, su amor".


"A un don tan grande debemos corresponder de
modo adecuado, o sea, con el don de nosotros mismos, de nuestro tiempo, de
nuestra oración, de nuestro estar en comunión profunda de amor con Cristo que
sufre, muere y resucita por nosotros


El Papa subrayó
que en este día, "debemos deponer nuestra vida, nuestra persona, en actitud de
gratitud y adoración".

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