El Papa quiso darle apoyo y esperanza y, además, demostrarle al mundo que hay que acoger los enfermos.
Luego les pidió a los fieles que lo escuchaban en la Plaza San Pedro rezar por Noemí, una niña de un año y medio que sufre una grave enfermedad degenerativa.
“Ahora les pido un acto de caridad, pero tranquilos, no voy a hacer colecta –bromeó-. Acabo de ver a esta bellísima niña con una gravísima enfermedad. Se llama Noemi, y ella, pobrecita, sonreía siempre. Sus padres rezan por la salud de esta niña. Hagamos un acto de amor por ella. No la conocen, pero es una niña bautizada, como nosotros”.
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