sábado, 11 de mayo de 2013

El Papa Francisco, el próximo domingo, presidirá en la plaza de San Pedro la primera ceremonia de canonización de su pontificado, para declarar santas a dos religiosas latinoamericanas del siglo XX, la colombiana María Laura Montoya Upegui y la mexicana María Guadalupe García Zavala.


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Asistirán a la ceremonia una delegación de Colombia, presidida por el presidente Juan Manuel Santos, quien rinde homenaje así a la primera santa de la historia de su país, además será elevada a la gloria de los altares María Guadalupe García Zavala, la segunda santa de México, conocida como Madre Lupita.
Las dos religiosas fueron fundadoras de órdenes religiosas y sus vidas constituyen un ejemplo para los católicos de América Latina.
Miles de peregrinos, entre ellos numerosos latinoamericanos, llegaron a Roma para la canonización de las dos nuevas santas.
Madre Laura nació en la localidad colombiana de Jericó (Antioquia, noroeste) y murió el 21 de octubre de 1949 en Medellín, la capital de esa región, fue  fundadora de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, era una maestra de escuela, defensora de los indígenas y mística que llegó a enfrentarse con el mismo demonio, según narra en su autobiografía.
El Vaticano reconoció oficialmente que intercedió en dos milagros: la curación de una mujer de 87 años enferma de cáncer de útero, y la sanación inexplicable hace ocho años del médico Carlos Restrepo, lo que allanó el camino para su canonización.
La primera santa colombiana, declarada venerable en 1991 por Juan Pablo II, escribió más de siete libros y dedicó más de 5o años de su vida a ayudar a los colombianos que viven en la selva.
En 1939, el presidente Eduardo Santos, abuelo del actual presidente, la condecoró con la Cruz de Boyacá, la mayor distinción del país.
La futura santa mexicana, Madre Lupita, nacida en 1878 y fallecida en 1963,  fue fundadora de la congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, también dedicó su vida a los pobres y enfermos.
La segunda santa mexicana, después de María de Jesús Sacamentado, le tocó vivir la persecución religiosa en México, durante la llamada “guerra cristera” en el siglo pasado, que comenzó en 1911, pero se intensificó entre 1926 y 1929.
Considerada una santa desde su muerte, fue beatificada en 2004, tras haberle atribuido dos milagros, entre ellos la curación inexplicable para la ciencia del mexicano Abraham Arceo Higaresa, quien sufría una pancreatitis muy grave.
Gracias a su labor, sobre todo en hospitales, y como protectora de religiosos perseguidos, la congregación Siervas se fue expandiendo y ahora cuenta con 22 fundaciones en México, Perú, Grecia e Italia.
México cuenta en total con 30 santos, de los cuales 25 son mártires.
Además de las dos religiosas latinoamericanas, el Papa elevará a “la gloria de los altares” al humilde sastre italiano Antonio Primaldo y sus 800 compañeros, martirizados por los musulmanes del Imperio Otomano durante su incursión en la pequeña ciudad italiana de Otranto, en la Apulia, el 29 de julio de 1480.
Cruelmente decapitados por defender su amor en Jesucristo, Benedicto XVI aprobó en diciembre del 2012 el decreto con el cual se les reconocía un milagro gracias a la intercesión de ese grupo de mártires.
Dos meses después de inaugurado el pontificado, Francisco celebra una de las ceremonias más imponentes y emblemáticas para la Iglesia.

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