domingo, 20 de enero de 2013

La parroquia de San Cayetano que cumplió 100 años en el barrio porteño de Liniers supo contener la devoción de los fieles que acudieron cada 7 de agosto al santuario por paz, pan y trabajo y se ganó un lugar de termómetro del sentir del pueblo trabajador, dijo a Télam el párroco de la capilla, Jorge Torres Carbonell.



Ésta fue la tercera vez que la imagen del santo deja el santuario para salir a la calle, tal como sucedió en 1980, cuando se celebraron los 500 años del nacimiento del San Cayetano, en el estadio de Velez  Sarfield; y en 1987, cuando el Papa Juan Pablo II visitó el Mercado Central, en uno de sus viajes a la Argentina.
“La capilla de la calle Cuzco 150, que pasó a ser parroquia en 1913, un 18 de enero y cuyo primer párroco fue Salvador Etchegaray, supo contener la devoción sobre todo de los trabajadores, que se acercaban año tras año a pedir paz, pan y trabajo”, explicó Torres Carbonell,quien desde hace dos años es el párroco, aunque su participación data de 36 años atrás.
El sacerdote recordó que el santo supo contener desde la desesperación de los fieles tras una catástrofe hasta la angustia y el dolor en los 70, durante al última dictadura militar.
“Tras un terremoto, recuerdo que el lema fue: ´Cambié  las velas y las flores por alimentos y ropa´, a lo que la gente respondió de manera contundente”, recordó.
También durante la última dictadura cívico-militar, “la gente además de trabajo, expresaba angustia y dolor”, dijo el religioso.
Para el sacerdote, “solo San Cayetano y Luján desbordaron la restricción impuesta por el régimen militar que particularmente entre 1976 y 1978, impedía la reunión de personas en la calle”.
“Lo mismo ocurrió cuando, San Cayetano se convirtió en punto de reunión de miles de trabajadores, agrupados por gremios, en tiempos en que Saúl Ubaldini encabezaba la CGT, recordó Carbonell.
El párroco contó que el santuario, conocido por la larga fila de devotos que cada 7 de agosto espera pacientemente la apertura del templo para ingresar a pedir, pero especialmente a agradecer, “realiza un fuerte trabajo de recolección de ofrendas para brindarlas a quien las necesite”.
“El santuario genera todo un movimiento religioso y social. El año pasado el lema fue: ´Pan y trabajo para todos´. Parece una obviedad, pero no lo es”, sostuvo.
Para Torres Carbonell, “el pedido del hombre de trabajo es simple, claro y directo: ´San Cayetano dame laburo´. El sabe que San Cayetano intercede ante Dios y nosotros lo ayudamos a que no baje los brazos, a
que no pierda la fe”, explicó.
Desde el pasado 7 de agosto hasta el próximo, la parroquia convoca a los trabajadores de distintos gremios y oficios los terceros sábados de cada mes para compartir alguna actividad relacionada con su actividad.

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