martes, 26 de febrero de 2013

Santa Misa en la Iglesia Catedral de Buenos Aires por Su Santidad Benedicto XVI en el final de su Pontificado.


Arzobispado de Buenos Aires

OFICINA DE PRENSA



MIÉRCOLES 27 DE FEBRERO
12.30 HS.


Mañana Miércoles 27 a las 12.30 hs., Mons. Joaquín M. Sucunza , Obispo Auxiliar y Vicario General de la Arquidiócesis, presidirá la Santa Misa en la Iglesia Catedral de Buenos Aires por Su Santidad Benedicto XVI en el final de su Pontificado.

sábado, 23 de febrero de 2013

II Domingo de Cuaresma.


"¡Hemos visto su Gloria!"

 
Liturgia de la Palabra en el
 
II Domingo de Cuaresma
 
(28 de Febrero de 2010)
 
Predicada por el R.P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
 
 
En lo alto de un monte, la gloria y el poder de Dios se manifestaron visiblemente a los Apóstoles en el Cuerpo transfigurado de Jesucristo que mostraba, como en un adelanto de la resurrección, el majestuoso resplandor de su alma oculta hasta entonces por la opacidad de la materia.
Los Apóstoles desearon quedarse en la cima eternizando el glorioso momento y evitando el dolor y la pasión. Pero es necesario dejar las alturas y bajar al llano en donde espera el sacrificio cuaresmal porque el mundo no puede salvarse sin la Cruz.

El Papa sigue siéndolo hasta el 28 de Febrero. Por eso en estos días ha nombrado varios obispos y trasladado a otros como si nada estuviera pasando.


El Papa designó al Cardenal Bergoglio



¿A qué vendrá eso justo ahora?




Sin embargo, nos sorprende la noticia de que hoy ha designado al Cardenal Bergoglio Miembro de la Pontificia Comisión para la América Latina.

Al parecer no es un nombramiento de importancia, pues el cardenal Bergoglio ya es miembro de varias Congregaciones Romanas, como la de Culto Divino, la del Clero y la de los Institutos de Vida Consagrada.  Lo mencionamos por la cercanía entre este nombramiento, el fin del Pontificado y el próximo cónclave, aunque probablemente no tenga nada que ver con él.

Como dice el breve comentario de Radio Vaticana"En la administración ordinaria de la Iglesia, este 23 de febrero, el Santo Padre nombró Miembros de la Pontificia Comisión para América Latina al Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, Argentina, y a Mons. Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, Arzobispo de Yucatán, México".

A lo mejor, comparado con los herejes alemanes, el cardenal Bergoglio es para Benedicto XVI una especie de san Pío X, lamentablemente. Después no nos quejemos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

La rehabilitación de Monseñor Lefebvre.


Esta noticia sería una bomba


El Papa erigiría la Prelatura San Pío X

El 22 de Febrero próximo

La rehabilitación de Mons. Lefebvre
¿broche de oro del actual Pontificado? 
Alertados por Panorama Católico Internacional, nos acabamos de enterar de que el diario francés Present ha publicado el 16 de Febrero pasado un reportaje al padre Claude Barthe, que fue reproducido por la revista católica alemana Katolischest, de donde lo ha tomado el Blog Messainlatino.

Al final de ese reportaje, el padre Barthe contesta la pregunta que sigue: 

-¿Qué va a ser de las discusiones y el futuro de la Fraternidad San Pío X?

Por increíble que pueda parecer, por ahora no hay cambio alguno. Me explico.
Todo el mundo sabe ya que la Comisión Ecclesia Dei ha enviado una carta al obispo Fellay, el 8 de enero y espera una respuesta de él el 22 de febrero, el día de la fiesta de la Cátedra de San Pedro.

Esto confirma la existencia de la que nosotros llamamos "ultimátum" en el anterior post que habla de este tema.

Pero sigue respondiendo el padre Barthe:

En ese día, 22 de febrero, podría ser fechada la erección de la Prelatura de San Pío X. Esto sería la verdadera conclusión del pontificado de Benedicto XVI: la rehabilitación de Monseñor Lefebvre.
¿Puede usted imaginar el estruendo (que se generaría con tal medida) y también, de manera indirecta, la influencia que tendría en la orientación de los acontecimientos de marzo. (El Cónclave).

Hay quien dice que el padre Claude Barthe, que ha sido el capellán de la última peregrinación tradicionalista a Roma, es un hombre cercano al Papa y que está normalmente bien informado. ¿Por qué una persona como él hablaría en esos términos ni no supiera algo que desconocemos?
Aunque el Santo Padre estará en un retiro espiritual entre el 17 y el 24 de Febrero, de modo que no podrá firmar el decreto de erección canónica de la Prelatura el 22, como sugiere el padre Barthe.

Así que a Müler le podría salir el tiro por la culata: el mismo día en que pensaba comenzar a disgregar la Fraternidad, la tendríamos Canónicamente regularizada "sin condiciones".
Dijimos en un post anterior, que al enterarnos de la abdicación de Benedicto XVI pensamos, no sabemos bien por qué, que podría hacer, como último acto de su pontificado, el reconocimiento canónico de la Fraternidad San Pío X, de motu proprio y sin condiciones. Como Alejandro al cortar el nudo gordiano de un sólo tajo.
Mons. Fellay confesó haber tenido una intuición parecida, en un reportaje que también publicamos.
A lo mejor estas intuiciones se hagan realidad. Mucho tiempo no tendremos que esperar para comprobarlo.

viernes, 15 de febrero de 2013

Extractos de la charla del Santo Padre Benedicto XVI al clero de Roma en el Aula Pablo VI (15 de febrero de 2013) .


Reflexión sobre el Concilio Vaticano II

Ofrecemos a continuacion Extractos de la charla que el Santo Padre dio al clero de Roma en el Aula Pablo VI difundidas por el Vatican information Service (VIS) 

“Fuimos al Concilio no sólo con alegría, sino con entusiasmo. Había una expectativa increíble. Teníamos la esperanza de que todo se renovase, de que llegase un nuevo Pentecostés... de encontrar de nuevo la unión entre la Iglesia y las mejores fuerzas en el mundo, para abrir el futuro de la humanidad, para abrir el progreso real. Empezamos a conocernos unos a otros y esta fue ya una experiencia de la universalidad de la Iglesia y de su realidad concreta que no se limita a recibir los imperativos desde lo alto, sino que crece y avanza en conjunto, naturalmente bajo la dirección del Sucesor de Pedro. Las cuestiones planteadas a los padres conciliares eran “la reforma de la liturgia... la eclesiología... la Palabra de Dios, la Revelación y, por último, el ecumenismo”. 

“En retrospectiva, creo que fue muy bueno comenzar por la liturgia, así se mostraba la primacía de Dios, la primacía de la adoración....El Concilio ha hablado de Dios y éste ha sido su primer acto: hablar de Dios y abrir a toda la gente, a todo el pueblo santo a la adoración de Dios, en la celebración común de la liturgia del Cuerpo y la Sangre de Cristo (...) Luego estaban los principios: la inteligibilidad, para no estar encerrados en un idioma que no se conoce y no se habla; y la participación activa. Por desgracia, estos principios a veces se malinterpretaron. La inteligibilidad no quiere decir trivialidad, ya que los grandes textos de la liturgia - aún cuando estén, gracias a Dios, en la lengua materna - no son fácilmente inteligibles; necesitan una formación permanente del cristiano para que crezca y entre más profundamente en el misterio, y así pueda entender”. 

“Segundo tema: la Iglesia... Se quería decir y comprender que la Iglesia no es una organización, algo estructural, legal, institucional - que también es - sino que es un organismo, una realidad viva, que entra en mi alma, y que yo mismo, con mi propia alma de creyente , soy un elemento constructivo de la Iglesia como tal... La Iglesia no es una estructura; nosotros mismos, los cristianos, juntos, todos somos el Cuerpo vivo de la Iglesia. Y, por supuesto, esto es cierto en el sentido de que nosotros, el verdadero "nosotros" de los creyentes, junto con el "yo" de Cristo, es la Iglesia, cada uno de nosotros, no “un nosotros", un grupo que se declara Iglesia”. 

“La primera idea era completar la eclesiología en forma teológica, pero continuando de una manera estructural, es decir, al lado de la sucesión de Pedro, de su función única, definir mejor también la función de los obispos, del cuerpo episcopal. Y para hacer esto, se encontró la palabra "colegialidad", muy discutida con debates intensos, yo diría, algo exagerados. Pero era la palabra... para expresar que los obispos, juntos, son la continuación de los Doce, del Cuerpo de los Apóstoles. Dijimos: sólo un obispo, el de Roma, es el sucesor de un determinado apóstol, Pedro ....Así, el Cuerpo de los Obispos, el Colegio, es la continuación del Cuerpo de los Doce, y con ello tiene su necesidad, su función, sus derechos y deberes”. 

“Otra cuestión en ámbito eclesiológico fue definir el concepto de "pueblo de Dios" que “implica la continuidad de los Testamentos, la continuidad de la historia de Dios con el mundo, con los hombres, e implica también el 'elemento cristológico'. Sólo a través de la cristología nos convertimos en Pueblo de Dios y así se unen los dos conceptos. Y el Concilio ha decidido crear una construcción trinitaria de la eclesiología: Pueblo de Dios Padre, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu Santo... El nexo entre el Pueblo de Dios y el Cuerpo de Cristo, es efectivamente la comunión con Cristo en la unión eucarística. Así nos convertimos en Cuerpo de Cristo; es decir, la relación entre el Pueblo de Dios y el Cuerpo de Cristo crea una nueva realidad: la comunión”. 

“En la cuestión sobre la Revelación el fulcro era la relación entre la Escritura y la Tradición... Lo importante ciertamente es que las Escrituras son la Palabra de Dios y la Iglesia está bajo las Escrituras, obedece a la Palabra de Dios, y no está por encima de la Escritura. Sin embargo, la Escritura es Escritura sólo porque hay una Iglesia viva, su sujeto vivo; sin el sujeto vivo de la Iglesia, la Escritura es sólo un libro abierto a diferentes interpretaciones y no da una claridad definitiva”. 

En este sentido “fue decisiva la intervención del papa Pablo VI... que propuso la fórmula “nos omnis certitudo de veritatibus fidei potest sumi ex Sacra Scriptura”, es decir la certeza de la Iglesia sobre la fe no nace sólo de un libro aislado, sino que necesita del sujeto Iglesia iluminado, que aporta el Espíritu Santo. Solo así la Escritura habla y tiene toda su autoridad” 

“Y, por último, el ecumenismo. No quisiera entrar ahora en estos problemas, pero era obvio que - sobre todo después de las "pasiones" de los cristianos en la época del nazismo- que los cristianos podían encontrar la unidad, o por lo menos buscarla; pero también estaba claro que sólo Dios puede dar la 'unidad. Y todavía proseguimos este camino”. 

“La segunda parte del Concilio fue mucho más amplia. Apareció, con gran urgencia, el tema: mundo de hoy, era moderna, e Iglesia, y con él los temas de la responsabilidad de la construcción de este mundo, de la sociedad, la responsabilidad por el futuro del planeta mundo y la esperanza escatológica; la responsabilidad ética del cristiano...y también la libertad religiosa, el progreso, y la relación con otras religiones. En ese momento, entraron en discusión realmente todas las partes del Concilio, no sólo los Estados Unidos a quienes importaba mucho la libertad religiosa... también entró con gran fuerza América Latina, sabiendo de la miseria del pueblo en un continente católico, y la responsabilidad de la fe por la situación de estos hombres. Y así, África, Asia, percibieron igualmente la necesidad de un diálogo interreligioso... 

El gran documento "Gaudium et Spes", analizó muy bien el problema entre escatología cristiana y progreso mundano, incluyendo la responsabilidad de la sociedad del mañana y las responsabilidades del cristiano ante la eternidad, y así también renovó la ética cristiana desde los cimientos... El fundamento de un diálogo, en la diferencia, en la diversidad, en la fe en la unicidad de Cristo, que es uno, y no es posible para un creyente pensar que las religiones son variaciones sobre un mismo tema. No, hay una realidad del Dios vivo, que ha hablado, y es un Dios, un Dios encarnado, por lo tanto, una Palabra de Dios, que es realmente la Palabra de Dios. Pero también hay una experiencia religiosa, con una determinada luz humana sobre la creación y, por tanto es necesario y posible entrar en diálogo, y así abrirse a los demás y abrir todos a la paz de Dios, de todos sus hijos, y de toda su familia” 

“Me gustaría añadir todavía un tercer punto.... el Concilio de los medios de comunicación. Era casi un Concilio de por sí, y el mundo vio el Concilio a través de ellos. El “Concilio de los periodistas”, no se llevó a cabo, por supuesto, dentro de la fe, sino dentro de las categorías de los medios, es decir fuera de la fe, con una hermenéutica diferente... Una hermenéutica política. Para los medios de comunicación, el Concilio era una lucha política, una lucha por el poder entre las diferentes corrientes de la Iglesia..... Había un problema triple: el poder del Papa trasladado al poder de los obispos y al poder de todos: la soberanía popular. Y lo mismo pasaba con la liturgia: no interesaba la liturgia como un acto de fe, sino como algo donde las cosas se hacen comprensibles, un tipo de actividad de la comunidad.... Esas traducciones, esa trivialización de la idea del Concilio fueron virulentas en la praxis de la aplicación de la reforma litúrgica; nacían de una visión del Concilio fuera de su propia clave, la de la fe”. 

“Sabemos que este Concilio de los medios de comunicación era accesible a todos. Por lo tanto, fue el dominante, el más eficiente, y creó muchas calamidades, problemas y miserias... Y el verdadero Concilio encontró dificultad para concretarse y realizarse; el Concilio virtual era más fuerte que el Concilio real. Pero la fuerza del Concilio estaba presente y, poco a poco, se realiza cada vez más y se convierte en la verdadera fuerza, que es, después, la verdadera reforma, la renovación verdadera de la Iglesia. Me parece que después de cincuenta años, vemos cómo este Concilio virtual se rompe, se pierde y aparece el Concilio auténtico, con toda su fuerza espiritual”.(VIS) 


Benedicto XVI

En el encuentro de Benedicto XVI con el clero romano realizado el jueves 14 de febrero en el Aula Pablo VI, el Santo Padre hizo una profunda, extensa y personal reflexión sobre lo que significa el Concilio Vaticano II para él y para toda la Iglesia.


Emotiva reflexión de Benedicto XVI sobre el Concilio Vaticano II

Ciudad del Vaticano (AICA): Ante los cientos de sacerdotes y obispos auxiliares de la diócesis de Roma, de la que pronto será Obispo Emérito, el Santo Padre contó episodios poco conocidos de la historia de este acontecimiento.
En el encuentro de Benedicto XVI con el clero romano realizado el jueves 14 de febrero en el Aula Pablo VI, el Santo Padre hizo una profunda, extensa y personal reflexión sobre lo que significa el Concilio Vaticano II para él y para toda la Iglesia. Ante los cientos de sacerdotes y obispos auxiliares de la diócesis de Roma, de la que pronto será Obispo Emérito, el Santo Padre contó episodios poco conocidos de la historia de este acontecimiento. 

"Es para mí un don especial de la Providencia que antes de abandonar el ministerio petrino, todavía puedo ver a mis sacerdotes, al clero de Roma. Es siempre una gran alegría ver cómo vive la Iglesia, como en Roma la Iglesia está viva: hay pastores que en el espíritu del Pastor Supremo guían al rebaño de Cristo", dijo el Papa.

"Es verdaderamente un clero católico, universal y esto se encuentra en la Iglesia de Roma en sí, que atrae la universalidad, la catolicidad de todas las naciones, de todas las razas, de todas las culturas".

Benedicto XVI dijo que "aunque me retire ahora, en la oración estaré siempre cerca de todos ustedes y estoy seguro de que todos ustedes estarán a mi lado, a pesar de que para el mundo permanezca oculto".

Seguidamente el Pontífice se refirió al tema pedido -por el mismo clero romano- para este encuentro: El Concilio Vaticano II.


El Concilio Vaticano II y Benedicto XVI

"Al día de hoy, de acuerdo con mis condiciones de mi edad no pude preparar un discurso grande, como era de esperar, sino más bien pensé dar una pequeña charla sobre el Concilio Vaticano II, tal como lo veo".

Sobre este tema, el Papa relató una historia poco conocida: "yo estaba en el 59 como profesor en la Universidad de Bonn (Alemania), a la que asistían estudiantes, seminaristas de la diócesis de Colonia y otras diócesis cercanas. Entonces, me puse en contacto con el Cardenal de Colonia, el Cardenal Frings. El cardenal Siri, de Génova, me parece que en el 61, había organizado una serie de conferencias con varios cardenales de Europa y del Concilio".

"Había invitado al arzobispo de Colonia a celebrar una conferencia. El título era: ‘El Concilio y el mundo del pensamiento moderno’. El Cardenal me invitó –al más joven de los profesores– para escribir un proyecto, el proyecto le gustó y propuso a las personas, en Génova, ese texto que yo había escrito".

"Poco después el papa Juan XXIII lo invitó a venir y el cardenal estaba lleno de miedo de haber dicho tal vez algo incorrecto, falso y se temía una reprimenda, tal vez incluso que le privaran de la púrpura. Sí, cuando su secretaria le vistió para la audiencia, dijo: ‘tal vez es la última vez que me viste así’".

"Y entró el papa Juan, fue hacia él, lo abrazó y le dijo: ‘gracias, Su eminencia, usted ha dicho cosas que yo quería decir, pero no había encontrado las palabras".

"Así, el cardenal sabía que estaba en el camino correcto, y me invitó a ir con él al Concilio, por primera vez como su experto personal. En noviembre del 62, creo, fui designado perito oficial del Concilio".

Benedicto XVI recordó que "así nos fuimos al Concilio, no solo con alegría, sino con entusiasmo y expectativas. Era increíble la esperanza de que todo se iba a renovar, que era en realidad un nuevo Pentecostés, una nueva era de la Iglesia, porque la Iglesia era todavía lo suficientemente fuerte en ese momento: la práctica del domingo seguía siendo buena, aunque las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa ya eran un poco más pequeñas, pero suficientes todavía".

"Y sin embargo se pensaba que la Iglesia está pasada, pero de nuevo se sentía la esperanza de que se iba a renovar, de que la Iglesia tendría de nuevo fuerza para hoy y para el mañana. Y entendimos que la relación entre la Iglesia y la edad moderna desde el principio fue un poco encontrada, desde el fracaso de la Iglesia en el caso de Galileo, y se pensó en corregir este mal comienzo y encontrar de nuevo la colaboración entre la Iglesia y las mejores fuerzas del mundo, para abrir el futuro de la humanidad, para abrir un progreso real".

El Santo Padre recordó asimismo que cuando se inició el Concilio no se limitaron a votar listas preparadas sino que se quería hacer textos propios: "no fue un acto revolucionario, sino un acto de conciencia, de responsabilidad por parte de los padres conciliares".

"Se inició una fuerte actividad de comprensión mutua. Se hizo habitual durante todo el período del Consejo celebrar reuniones pequeñas". De esta manera, se familiarizó con las grandes figuras como el padre Henri de Lubac, Daniélou, Congar, y así otros más.

Los franceses y los alemanes, dijo el Papa, tenían muchos intereses en común, aunque con matices muy diferentes. Su primera intención parecía ser "la reforma de la liturgia, que había comenzado con Pío XII", quien ya había reformado la Semana Santa. La segunda intención fue a la eclesiología. La tercera, la Palabra de Dios, el Apocalipsis, y luego también el ecumenismo. "Los franceses, mucho más que los alemanes todavía tenían el problema de hacer frente a la situación de las relaciones entre la Iglesia y el mundo".

Benedicto XVI recordó luego que en ese entonces había casi dos liturgias paralelas: el sacerdote con los acólitos, que celebraba la Eucaristía según el Misal, y los laicos que rezaban la Misa con sus libros de oración.

El Santo Padre recordó las ideas esenciales del Concilio: el misterio pascual como centro de la existencia cristiana, y por lo tanto de la vida cristiana, como se expresa en la Pascua y el domingo es siempre el día de la Resurrección.

"Es lamentable que hoy en día se ha transformado en el fin de semana el domingo, mientras que es el primer día, es el principio", afirmó y cuestionó "¿quién podría decir que entiende los textos de las Escrituras ahora, sólo porque están en su propio idioma?".

"Sólo una formación permanente del corazón y de la mente realmente puede crear inteligibilidad y la participación, que es más de una actividad externa, que es una combinación de la persona, de mi ser en comunión con la Iglesia y así en comunión con Cristo", explicó el Papa.

El Pontífice dijo además que en aquellos años creció la conciencia de que "la Iglesia no es una organización, algo estructural, legal, institucional, sino que también se trata de un organismo, una realidad viva, que entra en mi alma, para que yo mismo, con mi propia alma creyente, sea elemento de construcción de la Iglesia como tal".

La palabra "colegialidad" se usó "para expresar que los obispos, juntos, son la continuación de los Doce Apóstoles del cuerpo. Y así, sólo el cuerpo de los obispos, el colegio es la continuación del cuerpo de los Doce".

"Pareció a muchos como una lucha por el poder, y tal vez alguien pensaba en el poder, pero en el fondo no era el poder, sino la complementariedad de los factores y la integridad del cuerpo de la Iglesia con los obispos, sucesores de los Apóstoles como portadores, y cada uno de ellos es la columna vertebral de la Iglesia junto con este gran cuerpo".

Finalmente el Papa afirmó que "filológicamente en el Concilio aún no está totalmente maduro, pero es resultado del Concilio que el concepto de comunión se vuelve cada vez más una expresión del sentido de la Iglesia, de la comunión en diferentes tamaños, la comunión con el Dios Trino, quien es una comunión entre el Padre, el Hijo y Espíritu Santo, la comunión sacramental, comunión concreta en el episcopado y en la vida de la Iglesia".

miércoles, 13 de febrero de 2013

Desgrabación de la homilía del Sr. Arzobispo de Buenos Aires Cardenal Jorge Mario Bergoglio s.j., con motivo de la Misa de Imposición de Ceniza.


Arzobispado de Buenos Aires
OFICINA DE PRENSA




La mirada de la Iglesia en este día del comienzo de la Cuaresma está dirigida a nuestro corazón y su relación con Dios, por eso en la oración inicial decíamos que “comenzábamos un camino de conversión”. Lo que Dios quiere, su amor de Padre quiere, es un corazón convertido: que demos un paso más en ese camino de acercarnos a El, que es Padre, es toda ternura, es misericordia y es perdón. Por eso antes del Evangelio el celebrante repitió la frase: “No endurezcan su corazón sino que escuchen la voz del Señor ”. Escuchar la voz de Dios para que nuestro corazón deje la callosidad del pecado, la callosidad de no sentir las cosas de Dios, ese modo de ser de un corazón suficiente que deja que todo resbale… por eso se nos invita a sentir, a convertirnos.

Y convertirnos es ponernos en paz con Dios, reconciliarnos con Dios. Pablo a los cristianos de Corinto les dice: “Les suplicamos en nombre de Cristo. Por favor, déjense reconciliar con Dios”. ¿Pero cómo Padre? ¿No es que nosotros tenemos que reconciliarnos con Dios? Ninguno de nosotros, por nuestras propias fuerzas, puede reconciliarse con Dios; es Cristo el que vino a reconciliarnos con Dios. El mismo Pablo lo va a decir: Cristo está en el mundo reconciliando al mundo con Dios. Esa es su tarea! Es el pacificador, el que nos vino a poner en paz con Dios.

Déjense reconciliar con Dios… eso es lo que nos dice la Iglesia hoy. Dejar que Jesús vaya trabajando nuestro corazón para que nos reconciliemos con el Padre. Y vivir reconciliados con Dios es vivir en paz con El; vivir reconciliados con Dios es saborear la ternura paternal que El tiene; vivir reconciliados con Dios es dejarnos hacer la fiesta que se dejó hacer ese hijo que había salido de la casa de su padre para malgastar sus bienes, ese hijo que un día sintió la gracia dentro de su corazón y dijo: “Me levantaré e iré a mi padre.”

Esa es la frase que hoy, quizás, podamos decir cada uno de nosotros: Me levantaré como pueda, e iré a mi Padre. Todos los años vamos a encontrar algo para dejarnos reconciliar con Dios, por eso este año hagamos el poquito que podamos… Me levantaré e iré a mi padre. Entonces, cuando uno toma esa decisión y se deja reconciliar con Dios, por medio de Jesús que es el único que reconcilia, entonces está de fiesta, está de estreno, estrena un corazón nuevo y eso es lo que deseo para todos ustedes y me lo deseo para mí también. Que este primer día de Cuaresma nos animemos a estrenar un corazón nuevo. Que Jesús lo vaya renovando pero que digamos: Me levantaré e iré a mi Padre; estrenaré un corazón nuevo.

Que así sea.

Buenos Aires, 13 de febrero de 2013
Miércoles de Ceniza

Card. Jorge Mario Bergoglio s.j

Santa Misa con imposición de las cenizas.


Arzobispado de Buenos Aires

OFICINA DE PRENSA



http://lnx.aitanamarina.com/joomla/images/stories/Cuaresma/Miercoles%20de%20Ceniza%202.jpg13 de febrero
Miércoles de Ceniza

Inicio de la Santa Cuaresma








08.15 Santa Misa con imposición de las cenizas

12.30 Santa Misa Solemne con imposición de las cenizas. Presidida por el Sr. Arzobispo Card. Jorge M. Bergoglio sj

18.00 Santa Misa con imposición de las cenizas. Presidida por el Sr. Obispo Auxiliar Mons. Joaquín M. Sucunza , Vicario General.

martes, 12 de febrero de 2013

Benedicto XVI, muchas gracias por renunciar.

Siempre renuncias, Benedicto XVI

Tengo 23 años y aún no entiendo muchas cosas... y hay muchas cosas que no se pueden entender.

A las 8:00 a.m. cuando te hablan para decirte escuetamente: “Daniel, el Papa dimitió”. Yo apresuradamente contesté: “¿Dimitió?”. La respuesta era más que obvia: “O sea renunció, ¡Daniel, el Papa renunció!”

El Papa renunció. Así amanecerán sin fin de periódicos mañana, así amaneció el día para la mayoría, así de rápido perdieron la fe unos cuantos y otros muchos la reforzaron. Y que renunciara, es de esas cosas, que no se entienden.

Yo soy católico. Uno de tantos. De esos que durante su infancia fue llevado a misa, luego creció y le agarró apatía. En algún punto me llevé de la calle todas mis creencias y a la Iglesia de paso, pero la Iglesia no está para ser llevada ni por mí, ni por nadie (ni por el Papa). En algún punto de mi vida, le volví a agarrar cariño a mi parte espiritual (muy de la mano con lo que conlleva enamorarse de la chavita que va a misa, y dos extraordinarios guías llamados padres), y así de banal, y así de sencillo, recontinué un camino en el que hoy digo: Yo soy católico. Uno de muchos, si, pero católico al fin. Pero así sea un doctor en teología, o un analfabeto de las escrituras (de esos que hay millones), lo que todo mundo sabe es que el Papa es el Papa. Odiado, amado, objeto de burlas y oraciones, el Papa es el Papa, y el Papa se muere siendo Papa. Por eso hoy cuando amanecí con la noticia, yo, al igual que millones de seres humanos, nos preguntamos ¿por qué?. ¿Por qué renuncia señor Ratzinger? ¿Le entró el miedo? ¿Se lo comió la edad? ¿Perdió la fe? ¿La ganó?. Y hoy, después de 12 horas, creo que encontré la respuesta: El señor Ratzinger ha renunciado toda su vida. Así de sencillo.

El Papa renunció a una vida normal. Renunció a tener una esposa. Renunció a tener hijos. Renunció a ganar un sueldo. Renunció a la mediocridad. Renunció a las horas de sueño, por las horas de estudio. Renunció a ser un cura más, pero también renunció a ser un cura especial. Renunció a llenar su cabeza de Mozart, para llenarla de teología. Renunció a llorar en los brazos de sus padres.

Renunció a teniendo 85 años, estar jubilado, disfrutando a sus nietos en la comodidad de su hogar y el calor de una fogata. Renunció a disfrutar su país. Renunció a tomarse días libres. Renunció a su vanidad. Renunció a defenderse contra los que lo atacaban. Vaya, me queda claro, que el Papa fue un tipo apegado a la renuncia.

Y hoy me lo vuelve a demostrar. Un Papa que renuncia a su pontificado cuando sabe que la Iglesia no está en sus manos, sino en la de algo o alguien mayor, me parece un Papa sabio. Nadie es más grande que la Iglesia. Ni el Papa, ni sus sacerdotes, ni sus laicos, ni los casos de pederastia, ni los casos de misericordia. Nadie es más que ella. Pero ser Papa a estas alturas del mundo, es un acto de heroísmo (de esos que se hacen a diario en mi país y nadie nota). Recuerdo sin duda, las historias del primer Papa. Un tal Pedro. ¿Cómo murió? Si, en una cruz, crucificado igual que a su maestro, pero de cabeza. Hoy en día, Ratzinger se despide igual. Crucificado por los medios de comunicación, crucificado por la opinión pública y crucificado por sus mismos hermanos católicos.

Crucificado a la sombra de alguien más carismático. Crucificado en la humildad, esa que duele tanto entender. Es un mártir contemporáneo, de esos a los que se les pueden inventar historias, a esos de los que se les puede calumniar, a esos de los que se les puede acusar, y no responde. Y cuando responde, lo único que hace es pedir perdón. ‘Pido perdón por mis defectos’. Ni más, ni menos. Que pantalones, que clase de ser humano. Podría yo ser mormón, ateo, homosexual y abortista, pero ver a un tipo, del que se dicen tantas cosas, del que se burla tanta gente, y que responda así... Ese tipo de personas, ya no se ven en nuestro mundo.

Vivo en un mundo donde es chistoso burlarse del Papa, pero pecado mortal burlarse de un homosexual (y además ser tachado de paso como mocho, intolerante, fascista, derechista y nazi). Vivo en un mundo donde la hipocresía alimenta las almas de todos nosotros. Donde podemos juzgar a un tipo de 85 años que quiere lo mejor para la Institución que representa, pero le damos con todo porque “¿con qué derecho renuncia?”. Claro, porque en el mundo NADIE renuncia a nada. A nadie le da flojera ir a la escuela. A nadie le da flojera ir a trabajar. Vivo en un mundo donde todos los señores de 85 años están activos y trabajando (sin ganar dinero) y ayudan a las masas. Si, claro.

Pues ahora sé, Señor Ratzinger, que vivo en un mundo que lo va a extrañar. En un mundo que no leyó sus libros, ni sus encíclicas, pero que en 50 años recordarán cómo, con un simple gesto de humildad, un hombre fue Papa, y cuando vio que había algo mejor en el horizonte, decidió apartarse por amor a su Iglesia. Va a morir tranquilo, señor Ratzinger. Sin homenajes pomposos, sin un cuerpo exhibido en San Pedro, sin miles llorándole aguardando a que la luz de su cuarto sea apagada. Va a morir como vivió: siendo un Papa humilde.

Benedicto XVI, muchas gracias por renunciar.

CEA: Comunicado de la Comisión Ejecutiva: renuncia de Benedicto XVI.

 
 


Habiendo tomado conocimiento de la renuncia de Benedicto XVI como Obispo de Roma y pastor supremo de la Iglesia, invitamos a todo el pueblo de Dios que peregrina en la Argentina a dar gracias a Dios por el don tan grande del ministerio del Santo Padre en estos ocho años.

Debemos dar gracias por su magisterio, sus escritos, sus catequesis, su profunda sabiduría, su testimonio de oración y contemplación, y su coraje y valentía para conducir a la Iglesia "en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe", tal como él mismo lo describe.

Estamos seguros que el ministerio papal de Benedicto XVI ha sido fecundo en acciones y palabras, y también por sus sacrificios y oración ferviente.

Finalmente, deseamos unirnos al pedido del Santo Padre, que nos dice: "Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice."

Obispos miembros de la Comisión Ejecutiva
de la Conferencia Episcopal Argentina
11 de febrero. Fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes.

 

lunes, 11 de febrero de 2013

Renuncia Benedicto XVI.


Benedicto XVI anunció su abdicación


A causa de su avanzada edad,

y por la complejidad de los tiempos que corren.

¡Nos dejó con la boca abierta!

¡Vea el video debajo!


Con su estilo habitual, manso, sereno y simple aún para lo más trascendente, sentado en el trono de San Pío X y hablando en Latín, el Santo Padre Benedicto XVI anunció que dejará la Sede de San Pedro el próximo 28 de Febrero a las 20,00 Hs.

Alguna vez había dicho, si mal no recordamos, que abdicaría si llegaba a notar que las fuerzas comenzaban a abandonarlo. Y así lo hará.

Llama la atención que haya incluido como causa de su decisión, el que el mundo actual esté "sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe".

De lo cual se podría deducir quizá, que viviendo en otro momento histórico no abdicaría. Y quizá también, que para conjurar y canalizar adecuadamente las enormes luchas que se desarrollan en torno a la persona del Pontífice, recordemos el Vatileaks para dar sólo un ejemplo, se requiere de un vigor físico inexistente a los casi 86 años.

Como sea, hemos quedado con la boca abierta. Cerrémosla para comenzar a rezar, siguiendo el pedido del Papa, por la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Y ya que los medios han empezado a poner nombres sobre la mesa con la mayor irresponsabilidad, nosotros también tenemos nuestro candidato: Malcom Ranjith, Cardenal Arzobispo de Colombo y defensor de la Comunión de rodillas y de la Misa Tradicional (No porque tengamos el don de profecía, ni contactos al más alto nivel, sino por simpatía nomás).




Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.

Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.

Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.

Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.